LA EMPRESA, O ES
HONESTA O NO LO ES, SENCILLAMENTE.
Cosas que pasan…
En el último de los dos post que conforman el artículo ‘Tan
fácil y tan difícil · Comunicación efectiva dimensionada en social media’, mi
cada vez más gran amigo y siempre inspirador @joelpinto, ni corto ni perezoso
tras leer dichos post me incita de esta manera:
Creo que este post te vaya a llevar a
otro donde necesariamente vas a tener que hablar de la necesidad de diseñar un
mensaje honesto y transparente dentro de ese plan de comunicación efectiva.
¿Por qué? Justamente
porque a medida que el mensaje pasa de una persona a la otra, con las
correspondientes modificaciones aportadas por cada una, el riesgo que corre la
empresa de quedar al descubierto con un mensaje fraudulento es muy alto, y la
reputación empresarial queda en un hilo.
¿No te parece? ;-D
¿No te parece? ;-D
Mi respuesta:
Efectivamente Joel ¡¡
Ahora más que nunca las empresas deben ser
honestas y transparentes con ellas mismas y con, ya no solo su clientes, sino
con los usuarios en general.
Un gran reto para las empresas: identificar
claramente su propuesta de valor y transmitir un mensaje clave sincero del que
se impregne y en el que se involucre interna y externamente toda le empresa
bajo una nueva cultura social y comunicativa.
Siempre apretando las
tuercas ¡¡¡ :) :) Besazos ¡¡¡
Pues bien, aquí estoy para ello.
He empezado por pensar el título que le podría a este
artículo y así de manera rápida se me han ocurrido estos:
‘La honestidad un valor empresarial en alza’, ‘El valor de
ser honesto’, ‘La empresa honesta nace o se hace’ o ‘La empresa, o es honesta o
no lo es, sencillamente’.
Y he optado por el que encabeza este artículo, rechazando
‘el valor de ser honesto’ que aunque musicalmente me suene bastante bien, además
tiene un doble juego de significado lo que también es muy bonito, pero esto
segundo precisamente es lo que me ha inclinado a no escogerlo. Es como decir
‘hay que echarle arrestos’ para ser honesto.
El ser honesto no es algo a lo que
tengamos que enfrentarnos o someternos meritoriamente, ser honesto debe ser
intrínseco a nuestra personalidad, como personas o como empresas, no es un
mérito, es una virtud, un valor.
El otro título ‘La honestidad un valor empresarial en alza’,
sí, ciertamente es un valor que se había perdido y que estamos recuperando y
que debe ocupar el puesto que se merece en la actitud y en la aptitud
empresarial. Pero, ¿es un valor en alza porque está de
moda, porque es trending topic
#lahonestidadempresarialunvalorenalza …. ?
El titular ‘La empresa honesta nace o se hace’ lo planteo no
como disyuntiva sobre lo uno o lo otro, sin sobre las siguientes variables : Se
puede nacer honesto y deshacerse la honestidad, y se puede nacer deshonesto y
hacerse la honestidad.
Pero la honestidad no se improvisa, se construye con talento
y sacrificio, aunque no tiene momentos intermedios. No puedo ser cada día más
honesto, hoy un poco menos que ayer, pero mañana…, sencilla y llanamente o se es honesto o no se es.
La honestidad es una virtud o un valor intrínseco a la
persona o a la empresa.
La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás.
La honestidad es condición fundamental para las relaciones
humanas, para la vida cotidiana.
Ser honesto es SER REAL, AUTÉNTICO y GENUINO, Lo que se es y Lo que
se quiere ser, como persona o como empresa.
Ser honesto es ser SINCERO y COHERENTE con Lo que se piensa, Lo que se hace, Lo que se
siente, Lo que se dice, como
persona y como empresa.
La honestidad comienza por uno mismo, esto es, por la
implantación de una ‘cultura de honestidad’ en la empresa.
La cultura de honestidad implantada nos convierte en una
EMPRESA AUTÉNTICAMENTE SOCIAL:
· honestidad material, por el uso responsable de
los recursos;
· honestidad intelectual, con el aprovechamiento del talento
disponible;
· honestidad moral, con responsabilidad en nuestras acciones; y
· honestidad social, contribuyendo con nuestro aporte de valor.
La ‘cultura de honestidad’ en la empresa conlleva de forma
automática el compromiso de las personas que trabajan en ella, la confianza de
los clientes, el crecimiento y la apertura de la empresa y consecuentemente el
progreso de todos juntos, como personas y como empresas.
Y no quiero hablar en este artículo del ‘a ver si no se dan
cuenta’..., de los mensajes incoherentes..., de las expectativas incumplidas…, en
definitiva: de la falsa honestidad y la apariencia de honestidad y del
autoengaño.
Tampoco quiero hablar de las consecuentes crisis de reputación y la
grave penalización que se practica en los medios sociales a las empresas deshonestas. Porque lo que quiero transmitir es que nada
de eso se produce cuando somos honestos:
porque no me vale la honestidad del
temor a las consecuencias,
porque solo me vale la honestidad honesta,
porque, o
se es honesto o no se es.
Y porque, como se recoge en este artículo que propone el Paradigma de la Sinceridad y que creo que nos puede aportar bastante, podemos y
debemos confiar en el mundo.
La honestidad es un hábito por el que constantemente se
busca la verdad. Pero esta búsqueda no
se agota en sí misma y cuanto más se practica más se arraiga.
Si la ‘cultura de honestidad’ está arraiga en la
empresa ¿crees que será necesario diseñar un mensaje honesto y transparente dentro del
plan de comunicación efectiva de empresa, o saldría honesto y transparente el 'solito'?
Otros artículos relacionados: Tan 'fácil' y tan 'difícil' (I) · Comunicación efectiva dimensionada · SMMk · Tan fácil y tan difícil (II) · Comunicación efectiva dimensionada · SMMk
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Es cierto, se es honesto o no se es. Pero me gustaría puntualizar que la honestidad también se aprende. Debería ser inherente al sistema educativo (por desgracia creo que a menudo se echa a faltar el trabajo sobre este valor en las diferentes instituciones), estar presente a lo largo de todas las etapas formativas por las que pasamos. Y mantener una presencia real y efectiva en las empresas, donde las élites directivas deberían inculcarla y dar ejemplo de honestidad al conjunto de los empleados. De la misma manera que aprendemos a vivir en sociedad, por ejemplo, podemos aprender a ser honestos. Estoy convencida de ello.
ResponderEliminarGracias Marta por tu comentario ¡¡ Desde luego que no solo 'podemos' sino que 'debemos' aprender a ser honestos y mantener la honestidad como un hábito inherente a nuestra cotidianeidad. Yo, como tú, tambien estoy convencida de ello ¡¡
EliminarRespondiendo a tu pregunta Cristina, en mi opinión si la ‘cultura de honestidad’ está arraiga en la empresa, el mensaje honesto y transparente saldría “solito”, porque eso implicará que somos sinceros en lo que decimos y fieles a lo que prometemos. Tejeremos relaciones en un ambiente de confianza y así lo percibirán tanto fuera como dentro de la empresa, porque sabrán que pueden esperar de nosotros un comportamiento serio y justo. ¿Ser o no ser honesto? Es cierto que se es o no se es, porque uno no puede ser honesto en un 25% o un 50%; no obstante, no creo que sea una virtud innata, coincido con Marta en que es algo que se puede aprender. Enhorabuena por el artículo, me ha parecido un tema muy interesante.
ResponderEliminarGracias Maine ¡¡ Ciertamente cuando se es honesto se precibe, también se percibe cuando tu actitud es tendente a la honestidad, pero ¿cómo puedes ser honesto contigo mismo y no con los demás? Si ya no eres honesto con lo demás ya no eres honesto. Si solo eres honesto en un porcentaje, en el porcentaje restante ya no eres honesto, entonces ¿qué eres? ¿eres honesto si hay una parte de ti que no lo es? Y si eres honesto en un 25 pero no en un 75 ¿entonces eres deshonesto? pero eres honesto si el porcentaje es a la inversa ¿?. No creas que yo no lo pensé también ese de ser cada día un poco más honesto, o cuando se deja de ser deshonesto para ser honesto... Lo cierto, y eso lo comparto con Marta y contigo es que se puede y como digo se 'debe' aprender a ser honesto. Pero en mi reflexión, en el camino de ese aprendizaje tienes la actitud, la tendencia hacia la honestidad, pero no eres honesto, hasta lo que eres totalmente, contigo mismo y con los demás.
EliminarEstupendo post Cristina, y coincido con lo dicho.
ResponderEliminarGracias Reyes ¡¡¡¡
Eliminar¡Me encanta el artículo Cristina! y ya se que no es para reír pero el "a ver si no se dan cuenta" jeje muy buenoooo La gente no es tonta y es verdad que estas prácticas solo llevan a un autoengaño.
ResponderEliminar¡¡¡Enhorabuena!!! ¡¡¡Excelente artículo!!!
Jajajaj... Pilar ¡¡ Si es para reir, todo hay como tomarlo con una actitud entusiasta -como dice Reyes en su post- ¡¡¡ Todos, cada día más, somos personas informadas y con un mayor desarrollo del nivel percetivo. La fata de honestidad se nota, se ve, se siente... El final es que todo cae por su propio peso.
EliminarAl ataque ¡¡ A ser reales, auténticos, genuinos, sinceros y coherentes ¡¡
Un abrazo ¡¡¡¡¡¡
Excelente tema para tiempos revueltos, Cristina, en realidad creo que la honestidad ha sido siempre uno de esos valores, principios, virtudes que han sido inherentes al ser humano (elijo pensar asi) pero en estos tiempos es también uno de esos que el sistema como tal se ha encargado de relativizar y todo lo que se relativiza cuando es un absoluto deja de serlo. El rescate de esos absolutos para lograr llevar el sistema a lo que debería ser, es una tarea de todos, de las personas, y las empresas las forman personas, no nos olvidemos!
ResponderEliminarGracias Gabriela por tu comentario, es reflexivo y alentador. Ahora más que nunca debemos todos, de manera individual y en conjunto, esforzarnos por rescatar esos absolutos ¡¡¡ A por ellos ¡¡¡¡
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